lunes, 9 de abril de 2012

El "superhombre"

 Un reconocido filósofo alemán del S XIX llamado Friedrich Nietzsche acuñó un término que hoy día refleja de manera perfecta la actitud del hombre frente al mundo, al otro. Este hablaba del "superhombre" para referirse al estadio de la sociedad y del hombre en el cual ya no habrían valores objetivos tales como la vida, el amor, la justicia, el derecho sino que todo quedaba sujeto al libre arbitrio del hombre, siendo este último quien decida qué es la vida, quién es hombre, quién merecer vivir, etc. Vemos a este tipo de persona reflejado en la sociedad de nuestros tiempos, tal vez, incluso en nuestras propias vidas, en nuestro "yo". Pareciera como que no existe un rumbo, un camino, una verdad, una meta, en fin, un objetivo para nuestras vidas.

¿Para qué he nacido? ¿Cuál es la verdad que mueve mi vida? ¿Qué es la verdad? Pareciera que en la actualidad hay tantas verdades como hombres sobre la tierra. Hemos llegado a un nivel de subjetivismo-nihilismo terminal para las sociedades y personas de nuestro tiempo. Asistimos a una filosofía pesimista, destructiva, aniquiladora de la trascendencia del hombre, trascendencia, vida que es propia de su naturaleza. Se cumple hoy la palabra de San Pablo: "Si Cristo no resucitó comamos y bebamos que mañana moriremos" (1 COR 15, 32)

Pareciera que hoy todo el mundo trata de vivir una vida de libertinaje, no libertad, libertinaje. La diferencia entre estos dos términos radica en que no puede haber un real y sincero acto libre que te haga esclavo del pecado, de la muerte y que te lleva a la angustia, desesperación. No debemos pensar que una persona que se destruye a si misma es realmente libre. Lo que no logramos diferenciar hoy día es lo que expresa San Pablo: "Todo me es lícito mas no todo me conviene" (1 COR 10, 23) En un momento de la historia del hombre en donde todo lo puedo, a todo se me llama (sexo, borrachera, drogas, etc) y en el cual la verdad radica en la persona, en las modas, en los pareceres de cada uno, el hombre se pierde ante la crucifixión y negación de la verdad objetivizada, superior, única que es Cristo, hijo de Dios.


"Yo soy el camino la verdad y la vida" (JN 14,6) No hay mas verdad ni otro camino que no sea el señalado por el hijo de Dios...De otro modo ¿A quién seguiremos? ¿Quién nos señalará cuál es el camino?¿Quién nos señalará cuál es la verdad? ¿Nosotros mismo acaso? ¿Tal vez el otro? Vemos que la sociedad se derrumba desde lo alto, desde las altas jerarquías, desde las leyes que son sancionadas por los parlamentos del mundo. En estos habita el "superhombre" mencionado por el filósofo. ¿Cómo es este hombre? Es un ser que piensa que puede decidir qué es la vida, quién es personas, en fin, quién merecer vivir. Ejemplo de esto son aquellos países que han legalizado el aborto que no es mas que el asesinato del niño no nacido en el vientre de su madre.

La solución nunca puede ser la muerte, no podemos construir una sociedad con ejemplos como estos porque, de otra manera, fomentaríamos la tan divulgada "cultura de la muerte", del pesimismo, etc. También se decide en los parlamentos qué es el matrimonio. Contra toda acto natural promueven leyes que aceptan y fomentan la unión de personas del mismo sexo señalándolo como algo "normal", "natural". Es antinatural y anormal que dos hombres o dos mujeres se casen, tengan relaciones sexuales ya que incluso su cuerpo ¡La misma naturaleza humana señala la anormalidad y morbosidad de la relación sexual homosexual! El cuerpo humano del hombre fue creado para unirse al de la mujer "y ambos se harán una sola carne" (EF 5,31) No hay mas verdad que esta última.

 El tema es que, las mas de la veces, se busca "conformar" a ciertos sectores, obteniendo el favor de determinados grupos que, en el futuro próximo, pueden significar votos a favor en una elección y, como consecuencia de esto, tal vez la presidencia, el senado, etc. El hombre pone por delante de la verdad, del bien común, su propio bien, sus propios intereses llegando incluso a sacrificar la verdad y relativizándola de manera tal que hoy día hacemos eco de las palabras de Pilato "¿Qué es la verdad?"

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