lunes, 9 de abril de 2012

La conversión (1 parte)


Ga 1, 23

"El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir"




¡Qué hermoso que es este versículo, qué gran contenido, cuánta verdad hay en él! La cita anterior hace referencia a San Pablo y a su bendita conversión a la fe cristiana. Era él un perseguidor de los cristianos, se burlaba de ellos e incluso los asesinaba. Sin embargo, nos dice el capítulo nueve de los hechos de los apóstoles: "Y sucedió que yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo; cayó en tierra y oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?" Realmente este hecho marcó su vida para siempre ya que desde entonces dedicó su vida a anuncia la buena noticia, a decir al mundo Jesús es el hijo de Dios y ha muerto por amor a tí. Este ejemplo de conversión es bellísimo y alentador.


 A veces pensamos ¿Por qué yo voy a ser llamado por Dios? ¿Realmente existe Dios? ¿Por qué se fijaría en mí? Estas son solo algunas de las posibles preguntas que nos podemos hacer. Cada uno de nosotros nos las hacemos diariamente y muchas veces no encontramos una respuesta.  Pero verdaderamente tienen respuesta cada una de las preguntas anteriores así como las dudas mas profundas que podamos tener sobre nuestra vida, sufrimientos y un gran etcétera de cuestiones. ¿Por qué yo voy a ser llamado por Dios? Esta pregunta hace eco del salmo 8 que expresa: "¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él?" Con respecto a esto nos dice el profeta Jeremías 1, 4-5: "Te conocí desde antes que fueses concebido" Dios nos ha amado desde siempre, no es algo que debamos saber o recordar tanto como algo que se debe sentir en nuestro corazon. No nos basta con sabernos amados, necesitamos sentirnos amados y, este amor, solo lo descubriremos en lo profundo de nuestro corazón.


¿Por qué se fijaría en mí? Habiendo tantos hombres y mujeres en el mundo ¿Por qué me escucharía a mí? Esta es una pregunta posible y probable pero se responde de manera simple. Si una madre tiene muchos hijos ¿Acaso no querrá y amará y escuchará a cada uno de ellos por igual pese a que sean muchos? Si un ser humano, si una "vasija de barro" débil y pobre como cada uno de nosotros es capaz de hacer el bien y sembrar amor ¡Cuánto más Dios! En lugar de justificar nuestra falta de fe deberíamos preguntarnos ¿Qué hecho tiene que  ocurrir en mi vida para que yo crea? ¿Cómo debe manifestarse Dios en mi historia? Esta es una gran pregunta  y, generalmente genera problemas. 

El profeta Isaías nos dice que: "Porque mis pensamientos no son como vuestros pensamientos; ni vuestros caminos son mis caminos, dijo el SEÑOR.
Como son más altos los cielos que la tierra, así son más altos mis caminos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos" ¡Vaya palabra de Dios! ¿Qué le pido yo a Dios? ¿Qué le exijo? Seguramente a diario le reclamamos una cantidad infinita de cosas que quisiéramos ser o tener y que no lo obtenemos y entonces ya decimos: Dios no existe. Sin embargo, tal vez el problema sea que no aceptamos aquello que no estaba en nuestros planes. 

De hecho decimos que algo esta mal sencillamente porque no esperábamos que se diera así; solo porque no lo tenemos planificado en nuestra pequeña mente decimos "esta mal", "Dios es malo conmigo". Debemos ser sinceros en lo profundo de nuestro corazón y pensar que mucho de lo que pedimos puede no ser lo mejor para nosotros y, de hecho puede por terminar de extraviarnos. Dios actúa, el problema, lo que nos ciega es que actúa no acorde a nuestros deseos ya que él no nos da lo que queremos sino lo que necesitamos: "Puede ser que tú no me conozcas, pero Yo sé todo acerca de ti" (Salmo 139,1) Dios, que es un Padre, conoce a cada uno de sus hijos; me conoce a mí y te conoce a tí. El sabe quién soy yo y quién sos tu: "Mas vosotros no creéis, porque no sois de mis ovejas, como os he dicho. Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen" (JN 10,26) 

¡Qué palabras más hermosas! Solo falta que la recibamos en nuestro corazón y la acojamos en nuestra vida, en el sufrimiento y, de igual forma en las alegrías. Este tema, el de la conversión es muy importante para la vida de cada hombre ya que de Dios venimos y hacia él vamos. A algunos les falta un poco más, tal vez a otros algo menos de tiempo pero, en concreto todos moriremos y, algún día comprobaremos si Dios existe con nuestros propios ojos, consciencia... Este tema es muy rico, hay mucho amor para recibir, muchas verdades para meditar. Oremos para que el Señor nos ilumine, nos regale la fe y podamos encontrar el sentido de la vida, el camino: "Me enseñaras el sendero de la vida" (Salmo 15) Continuaremos con este hermoso tema pronto. La paz.

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